En los últimos años estamos en un creciente movimiento en la
elaboración de quesos, especialmente artesanos de pequeña producción, en
España, que nos lleva a encontrar propuestas nuevas en cada tipo de elaboración
y de tipo de leche.
Incluso en zonas productoras tradicionales encontramos
elaboradores que buscan presentar quesos diferentes, que nos ofrezcan una nueva
experiencia en su degustación.
Si queremos disfrutar de una buena tabla de quesos, tenemos
que tener en cuenta algunos datos que nos ayudaran a tener una buena
experiencia.
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Animal del que procede la leche: cabra, oveja,
vaca, búfala o mezcla.
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Textura: pasta dura, semidura, blanda, azul,
untable...
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Tipo de corteza: lavada, enmohecida, prensada,
con hierbas o especias...
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Maduración: queso fresco, tierno, semicurado,
curado, envejecido...
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Intensidad: fresca, dulce, pronunciada, fuerte o
muy fuerte.
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Región o zona productiva.
También tendremos en cuenta el momento de la degustación, si
es como aperitivo, como plato del menú o como postre, ya que, nos indicará la
cantidad a presentar a los comensales.
Es importante degustarlos desde los más suaves y tiernos
para acabar con los más potentes y curados. Los quesos son un buen plato con el
que jugar con vinos, cervezas, sidras y otros “bebercios” que bien por
similitud o por contraste nos ofrecerán una experiencia diferente.
También nos va a dar mucho juego la presentación y el acompañamiento de los quesos con frutas frescas, mermeladas, frutos secos, diferentes panes, membrillos o miel. Es importante que su temperatura de consumo sea la ambiental por lo que sacaremos los quesos de la nevera unos 15 ó 20 minutos antes de su servicio.
Ya que estamos en el consumo de un producto como el queso, atrevámonos
a buscar elaboraciones artesanales de cercanía y estaremos dando apoyo a
pequeños elaboradores, que en su mayoría, también son ganaderos, y seguro que
necesitan del apoyo y empuje de los que disfrutamos con su trabajo.